Oviedo es una joya cultural en el corazón del Principado de Asturias, el destino perfecto para los amantes del arte y la historia. Caminar por las calles de Oviedo es como hojear un libro de historia y arte al aire libre. Las esculturas, desde monumentos conmemorativos hasta expresiones artísticas contemporáneas, enriquecen la experiencia de cada visitante. Te invitamos a un recorrido por las estatuas más emblemáticas que han dejado huella en la ciudad.

Woody Allen
En el año 2002, la ciudad de Oviedo decidió homenajear al famoso cineasta estadounidense Woody Allen con una escultura que captura la esencia de su visita a esta ciudad. Tras recibir el prestigioso premio "Príncipe de Asturias" a las Artes, Allen elogió a Oviedo en términos poéticos, describiéndola como una urbe encantadora y exquisita. El escultor Vicente Martínez-Santarúa Prendes, también conocido como "Santarúa", dio vida a esta obra hiperrealista que retrata a Allen sorprendido.

La Regenta
La plaza más prominente de Oviedo alberga la estatua de "La Regenta", personaje del influyente libro de Leopoldo Alas "Clarín". Con la Catedral del San Salvador de fondo, esta obra rinde tributo a la trama literaria que se desarrolla en la ciudad. La estatua captura la esencia de Vetusta, el nombre literario de Oviedo.

Cabeza de Manifestación
El arte escultural en Oviedo no se limita a monumentos históricos; también hay espacio para expresiones contemporáneas. La escultura "Cabeza de Manifestación", creada por Esperanza d'Ors en 1997, despierta a la reflexión al representar figuras humanas en actitud de protesta. Además, "La Pensadora", obra de José Luis Fernández, genera introspección a través de una figura femenina tallada en bronce, ubicada cerca del Teatro Campoamor.

La Guisandera
En medio de las calles de Oviedo, el bronce cobra vida en forma de homenajes a las mujeres que dejaron su huella en la historia. La escultura "Guisandera", obra de María Luisa Sánchez-Ocaña, celebra a las madres y a las mujeres que desempeñaron roles fundamentales en la sociedad, ya sea como amas de casa o trabajadoras en establecimientos locales. Esta obra representa a una mujer cocinando mientras una niña observa, recordando la importancia de transmitir el conocimiento de generación a generación.

La Lechera
Manuel García Linares inmortalizó en bronce la figura de "La Lechera", un homenaje a las mujeres que distribuían leche por las calles de Oviedo en el pasado. Esta obra captura la esencia de la vida cotidiana y la rutina de estas mujeres, que eran el puente entre las aldeas y la ciudad. La sencillez de la composición y la representación del burro cargando bidones de leche nos trasladan a una época tradicional de Oviedo.

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